El valor de la autodisciplina: Lo logré, Soy mi propio jefe… ¿Y ahora qué?
Hoy vamos a conversar acerca de una actitud que tiene un valor fundamental para el éxito de cualquier emprendedor: la autodisciplina.
“El éxito es simplemente la aplicación diaria de la disciplina”
Jim Rohn
Estoy segura de que más de una vez, al contarle a algún amigo o conocido que eres un empresario y trabajas en tu propio negocio, has escuchado comentarios como:
- “Qué bien, eres tu propio jefe, ya nadie te manda”
- “Qué envidia, tienes mucho tiempo libre”
- “Ahora puedes hacer lo que quieras, no sigues normas”
… y otras frases por el estilo.
¿Te identificas con esto? ¿Lo has escuchado?
Si lo has escuchado, como me ha pasado a mí, miles de veces, seguramente en este momento estás poniendo tus ojos en blanco o haciendo una mueca, porque sabes cuán equivocadas son estas palabras.
Cuando uno asume la decisión de comenzar a trabajar en un emprendimiento propio, sobre todo luego de haber sido empleado y haber trabajado para otras personas y empresas, hay sentimientos encontrados.
Por una parte, efectivamente hay un sentimiento de LIBERTAD. La libertad de tomar decisiones, la libertad de definir un horario acorde con nuestras rutinas y nuestra vida personal, la libertad de tomar vacaciones o días libres sin pedir permiso a nadie, la libertad de encontrar el lugar de trabajo donde nos sentimos mejor, en fin, la libertad de poder ser los autores de nuestras propias reglas.
Sin embargo, al mismo tiempo nos estamos imponiendo una gran RESPONSABILIDAD. La responsabilidad de lograr sustento con el fruto de nuestro emprendimiento, la responsabilidad de satisfacer a nuestros clientes, la responsabilidad de responder por la ética y honestidad de nuestra empresa, la responsabilidad de seguir lineamientos legales. Y si tenemos empleados, se suman responsabilidades hacia ellos y sus familias: la responsabilidad de ofrecer un entorno de trabajo seguro, la responsabilidad de permitirles crecer profesional y económicamente, la responsabilidad de asegurar una retribución económica justa y acorde a su aporte en el negocio. En resumen, la responsabilidad de seguir nuestras propias reglas.
De modo que… ser mi propio jefe es fantástico y excitante… pero también genera aprehensión y ansiedad.
En mi recorrido por el mundo del emprendimiento, he encontrado que la mejor forma de enfrentar esta ansiedad al tiempo que logro el cumplimiento de los objetivos es mediante la AUTODISCIPLINA.
No tenemos un jefe que nos imponga disciplinas y nos haga exigencias… Así que debemos imponerlas nosotros mismos. La autodisciplina se define como la capacidad de seguir reglas autoimpuestas.
Cuando somos empleados y trabajamos dentro de estructuras de otras empresas, generalmente existen disciplinas que seguir. Hay consecuencias por cumplirlas o no cumplirlas, hay fechas límite de entrega, hay obligaciones de horario. Muchas veces hay incluso planes ya establecidos por otros. Cuando somos nuestros propios jefes, debemos asumir todo esto directamente.
La autodisciplina facilita la toma de acciones. Te permite elegir actuar y seguir un plan independientemente de tu estado anímico o emocional. No importa si tienes ganas o no, si te sientes bien o no, la autodisciplina te permite actuar de acuerdo al plan.
Y tener autodisciplina no es fácil. Nosotros mismos somos casi siempre los primeros en sabotear nuestras propias reglas y ser permisivos. La falta de autodisciplina trae dificultades para lograr las metas y, por ende, dificulta el ser productivos, eficientes y el tener éxito.
¿La buena noticia? La autodisciplina puede entrenarse. Es como un músculo. Mientras más la entrenas más fuerte se hace y más fácilmente se pone en movimiento.
Hoy me di a la tarea de revisar lo que algunos otros expertos han dicho sobre las diversas formas de desarrollar y mantener este valor llamado Autodisciplina. Les resumo en 7 puntos los aspectos básicos y los pasos a seguir para este entrenamiento, en base a lo que aprendí de estos artículos:
1- Fija una meta. La autodisciplina debe tener una intención que haga sentido para nosotros. Si es un absurdo, no habrá forma de obligarnos a ejecutarlo. Establezcamos prioridades y fijemos una meta clara que queremos lograr con la autodisciplina.
2- Identifica tus fortalezas y debilidades en relación con la consecución de la meta y calibra tus objetivos de acuerdo con tus propias capacidades. No te exijas tareas o metas imposibles o para las cuales no estás preparado, ya que solo lograrás frustrarte. Si una meta requiere una destreza que no posees, deberás primero hacer un plan adicional para adquirir dicha destreza, antes de poder emprender este plan.
3- Traza un plan. Decide de forma anticipada cómo vas a lograr la meta. Lista los recursos y pasos necesarios y las tareas que debes asumir para lograrlo. Nunca inicies improvisando.
4- Consistencia, consistencia, consistencia. Una vez tengas el plan, síguelo. Aunque no tengas ganas un día, aunque sea más tentador hacer otra cosa. No busques excusas. Sigue el plan.
5- Facilita tu motivación interna y la fuerza de voluntad. Hay muy diferentes elementos que trabajan la motivación y la fuerza de voluntad. A unos les funcionan los premios y refuerzos (te permites un pequeño break, algo que te gusta, si cumples con la tarea), a otros los recordatorios (te pones memorándums, cartelitos en el escritorio, alarmas en el celular, notas en la agenda, cualquier cosa que te recuerde que debes cumplir con la tarea), a otros les funcionan mejor los castigos (te privas de algo que te guste si no cumples con la tarea). No creo que haya una regla única en este punto, y todo dependerá de lo que mejor se adapte a la tarea y a tu estilo personal. Lo importante es que busques cualquier recurso que realmente te ayude a mantener la motivación.
6- Enfócate. Elimina distracciones mientras cumples con la tarea. Aleja cualquier posible distracción. Si es posible, corta comunicaciones (no atiendas llamadas, no respondas correos electrónicos) mientras no has terminado. Utiliza cualquier recurso que te ayude a concentrarte.
7- Trabaja con fechas, calendarios y horarios. Si es una tarea que debes repetir diariamente, establece un horario fijo. Si es una tarea que debe terminarse en un tiempo específico, coloca día y hora de vencimiento del plazo. No dejes nunca abierta la culminación de la tarea.
La autodisciplina funciona para cosas pequeñas y para grandes proyectos. Si aprendemos a entrenarla en cosas pequeñas y aparentemente sin importancia nos será más fácil luego aplicarla para cosas de mayor relevancia.
Luego de este breve resumen, quiero cerrar este artículo de hoy con un breve ejercicio para comenzar a entrenar la autodisciplina. Baja la guía que encontrarás en este enlace y sigue los pasos allí indicados.
Selecciona una tarea sencilla que te ayude a mejorar tu eficiencia o productividad en tu trabajo. Puede ser algo tan simple como fijar una hora para levantarte, llevar un calendario o agenda, restringir los horarios en que accedes a los medios sociales, fijar un horario específico para llamadas de ventas. Cualquier tarea es buena. Solo busca algo muy específico, muy sencillo de planificar y de dar seguimiento y que te permita ver algún resultado positivo sobre tu negocio.
Trata de ser consistente con esta tarea al menos por tres semanas antes de desistir o decidir cambiar el procedimiento. Dale tiempo a la autodisciplina de permitirte ver los frutos.
Comparte en los comentarios abajo cuál es tu tarea específica con la que vas a entrenar tu autodisciplina.
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Imagen propia trabajada en collage digital a partir de fotografía de Photo by Moose Photos from Pexels