La orientación a la acción, rasgo distintivo de los emprendedores
No basta con tener buenas ideas y visualizar oportunidades. Es necesario llevarlas a cabo. Los emprendedores en general nos destacamos por tener una disposición a decidir y actuar mas acentuada que otros profesionales. En general solemos tener mas prisa por hacer las cosas. Esa orientación a la acción es un rasgo distintivo de los emprendedores y manejarla adecuadamente nos ayuda en nuestro camino por este rumbo del emprendimiento.
«Sin estrategia, la ejecución no acierta el blanco, sin ejecución, la estrategia es inútil»
Morris Chang
Si prefieres, puedes escuchar el audio completo del artículo en el siguiente enlace:
La orientación a la acción se define como la disposición a tomar acciones prácticas para lidiar con un problema o situación.
Cuando estamos orientados a la acción, nos gusta iniciar acciones rápidas para resolver problemas. Nos gusta ver que las cosas ocurran, y que ocurran rápido.
Este es uno de los rasgos que mide el EMP Entrepreneurial Mindset Profile en su evaluación de las 7 dimensiones de personalidad. La herramienta, además, mide otras 7 dimensiones de destrezas.
La acción implica un resultado
No se trata de hacer cosas por hacer y para que se sienta que hay movimiento. Para que la orientación a la acción sea efectiva es necesario que genere resultados positivos, de acuerdo con lo deseado.
Para que la acción produzca resultados, debe ser planificada, con objetivos claros y estrategias definidas. Es allí donde se establecen diferencias importantes en las habilidades de los emprendedores.
De acuerdo con el EMP, las personas que obtienen puntuaciones altas en esta dimensión se sienten más cómodas tomando decisiones en condiciones de incertidumbre. Tienden a percibir que es mas negativo para su emprendimiento el hecho de no tomar decisiones a tiempo que la necesidad de decidir sin absoluta certeza del resultado.
Una acción efectiva es aquella que es:
- Planificada: sabes de antemano qué harás (no improvisas)
- Oportuna: lo haces rápido y a tiempo (no postpones)
- Eficiente: resuelve el problema para el que la iniciaste (obtienes resultados)
Los beneficios de tener adecuadamente desarrollada la orientación a la acción
Como mencionamos al comienzo, la orientación a la acción constituye un rasgo distintivo del emprendedor. ¿Qué significa esto en términos de su comportamiento y las cosas que puede lograr?
Los emprendedores que tienen una adecuada orientación a la acción:
- Están impacientes por tomar decisiones y no quieren perder tiempo en discusiones estériles o dando vueltas a temas y análisis ya considerados.
- Son capaces de decidir, aunque no tengan certeza absoluta del resultado, siempre y cuando las probabilidades de éxito sean elevadas.
- Tienen planes de acción alternativos para enfrentar la posibilidad de que las acciones que toman puedan fallar.
- Actúan rápido, pero no por impulso. Sus acciones son planificadas y sustentadas en un pensamiento racional.
Un exceso de orientación a la acción, o una orientación a la acción mal manejada tienen sus riesgos. No necesariamente tener la mayor puntuación en este rasgo te asegura que estés mejor preparado para alcanzar el éxito de tu negocio.
¿Qué puede ocurrir cuando la orientación a la acción es excesiva?
Un exceso de orientación a la acción puede implicar:
- Impaciencia, que potencia el riesgo irte de bruces y tomar decisiones equivocadas.
- Acción sin planificación. Cuando tu prioridad es actuar, antes que nada, es posible que arranques a actuar antes de haberte dado el tiempo mínimo para desarrollar un plan adecuado. Te lanzas a correr y de repente te das cuenta de que no conoces el camino, o que olvidaste herramientas que necesitabas, o que no estás totalmente seguro de tu destino.
- Confusión de prioridades. Te centras tanto en la urgencia de actuar que descuidas el objetivo principal y distorsionas la prioridad.
- Posibilidad de errores y baja calidad. Cuando actúas de forma desbocada, es frecuente que se obvie el control de calidad y la supervisión. Cuando esto ocurre, incrementas la probabilidad de que se cometan errores.
- Adicción al trabajo. Finalmente, cuando tu prioridad principal es la acción a toda costa, es posible que olvides el necesario balance entre tu trabajo y tu vida personal, social y familiar, necesarios para que vivas de forma equilibrada y puedas ser productivo de forma satisfactoria.
¿Qué puede ocurrir cuando la orientación a la acción es insuficiente?
Cuando, por el contrario, hay carencia se orientación a la acción, se manifiestan otros rasgos y comportamientos:
- Baja autoconfianza. Con frecuencia, cuando te sientes inseguro de tu capacidad para resolver una situación o problema, ocurre que la orientación a la acción baja y es sustituida por la tendencia a postergar las decisiones.
- Búsqueda de perfeccionismo. En otras ocasiones, la falta de acción efectiva está originada en el hecho de que buscamos que la solución sea perfecta a la primera intención. En consecuencia, sufrimos lo que se conoce como “parálisis por análisis”. Nos detenemos tanto en el momento de analizar y planificar, que se nos pasa el momento adecuado.
- Confusión respecto a la meta. Te centras tanto en los riesgos, la planificación, la búsqueda de perfección, que te olvidas del objetivo principal que quieres lograr con la acción, el cual tiene una vigencia específica.
Cuando no actúas a tiempo, dejas pasar las oportunidades. Cuando actúas sin plan, desperdicias las oportunidades Share on XCuando no actúas a tiempo, dejas pasar las oportunidades.
Cuando actúas sin plan, desperdicias las oportunidades.
¿Cómo puedes mejorar tu orientación a la acción?
Si en ocasiones sientes que no actúas a tiempo o que, por el contrario, te desbocas al actuar, es posible que requieras tomar algunas acciones para corregir estos comportamientos, para que logres mejorar tus acciones de manera que sean más efectivas.
Si tienes la tendencia a no actuar a tiempo:
- Establece límites temporales para las tareas. Fija un tiempo en que debe ser realizada y oblígate a cumplirlo.
- Divide la acción en subtareas, que puedan irse completando progresivamente. De esta forma, te concentras en una cosa a la vez, pero siempre logras avanzar hacia la meta.
- Busca incentivos. Si el logro del objetivo no es suficiente motivación para empujarte a actuar, busca incentivos externos que contribuyan a motivarte.
- Ensaya acciones de prueba. Si no tienes la solución perfecta, no dejes de actuar. Puedes implementar lo que parezca la mejor solución en el momento, y luego ajustar sobre la marcha. Si asumes que es una solución temporal, posiblemente tendrás menos dudas para actuar.
- Enfócate en el beneficio y la satisfacción que obtendrás una vez se alcance el objetivo para el que debes actuar. En lugar de enfocarte en lo difícil, incierto o tedioso de la acción, piensa en el resultado que vas a lograr.
- Sencillamente, hazlo. Siéntate a trabajar. A veces, no hay mejor solución que tragar grueso y actuar. Como cuando nos deben poner una inyección si no nos gusta o cualquier experiencia que resulte desagradable. Piensa que la incomodidad es temporal.
Si tienes la tendencia a desbocarte:
- Oblígate a planificar antes de tomar las decisiones. No me refiero a planes complejos ni sofisticados que te hagan perder el momento oportuno, pero al menos asegúrate de saber con claridad qué quieres hacer, cómo lo harás y qué recursos necesitas, para que la tarea no fracase apenas comienza.
- Realiza controles de calidad durante la ejecución de la acción y al finalizar, para asegurarte que no cometiste errores en el camino.
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El nivel de orientación a la acción es una de las dimensiones de personalidad que son medidas por el EMP Entrepreneurial Mindset Profile. Si deseas conocer qué tanto tienes desarrollado este rasgo en comparación para la norma de emprendedores y gerentes corporativos, y quieres aprender estrategias para mejorar en este sentido, te invito a que consideres la realización de una evaluación con esta herramienta.