La disposición a asumir riesgos, habilidad necesaria en el emprendedor

Aceptación del riesgo en el emprendedor

Hemos conversado en artículos anteriores, acerca de la incertidumbre y la ambigüedad como entornos que caracterizan el día a día de los emprendedores. En general, cuando asumimos un negocio por cuenta propia tenemos menos certeza acerca de nuestra fuente de ingresos que cuando tenemos un empleo fijo. Esto implica que tenemos mayor disposición a asumir riesgos, y hoy vamos a conversar acerca de esta habilidad que es necesaria para el emprendedor.


“Tomar riesgos y estar enfocado, a veces, están en desacuerdo. Ambos son necesarios para construir una gran empresa”

Andy Dunn

Si prefieres, puedes escuchar el audio completo del artículo en el siguiente enlace:


La mejor forma de crecer y diferenciarnos es hacer cosas nuevas, diferentes, innovadoras. No es posible ser diferente e innovar si no asumimos un riesgo. Es el riesgo de hacer lo que otros no han hecho y, por lo tanto, sobre lo que no tenemos certeza acerca de los resultados.

Por supuesto, en la medida en que manejamos información y hacemos nuestra tarea de estudiar el mercado, reducimos los niveles de incertidumbre, pero siempre habrá un nivel de riesgo. Siempre nos estaremos enfrentando a lo desconocido.

Cuando emprendemos, el peso de las decisiones cae sobre nuestros hombros. Esa sensación de libertad que nos llevó a querer emprender, esa posibilidad de que nadie nos dirija, de poder desplegar alas, de repente deja de ser una bendición y algo deseado y se convierte en una circunstancia que nos pone en la palestra y nos obliga a asumir la responsabilidad de decidir.

Pero eso nos gusta ¿Verdad?

Da temor, pero nos llena de satisfacción

Podríamos decir que hay una especie de continuo entre el miedo y la satisfacción, y cada emprendedor se ubica en algún lugar en ese continuo cuando nos enfrentamos a tomar decisiones. Mientras más cercanos al miedo, menos disposición a asumir riesgos mostramos en nuestra toma de decisión. Mientras más cercanos a la satisfacción, tendremos mayor disposición a asumir mayores riesgos.

Por supuesto, esto no es estático. Tal vez asumimos más riesgos en un tipo de decisiones que en otras. Por ejemplo, puede ser que nos resulte más fácil asumir riesgo cuando se trata de ajustar estrategias de ventas y más difícil cuando se trata de buscar financiamiento. O, puede ser que nos sea más fácil asumir riesgo de invertir en nuevos equipos y nueva tecnología, que en cambiar nuestras personas de confianza. Cada caso y cada emprendedor es único y diferente. Y cada contexto explica y justifica el riesgo que deseamos y podemos asumir.

Sin embargo, el riesgo forma parte de la experiencia del emprendedor. No podemos emprender sin asumir riesgos. Y por ello si queremos ser exitosos debemos trabajar en nuestra disposición a asumir riesgos, ya que es una habilidad necesaria en el emprendedor.

Quienes tienen alta aceptación del riesgo, están dispuestos a perseguir una idea u objetivo incluso cuando la probabilidad de éxito es baja, especialmente si la recompensa de alcanzarlo es alta.

Aceptar el riesgo no es lo mismo que disfrutar del riesgo

La disposición a asumir riesgos en el emprendedor no significa que el emprendedor disfruta cada vez que se encuentra frente a una decisión que implica un riesgo. No nos referimos necesariamente a la sensación de adrenalina que corre por el cuerpo de quien se lanza en proezas de alto riesgo físico. Sencillamente implica que acepta el riesgo como un componente necesario para alcanzar el éxito.

Tampoco se trata de convertirnos en personas temerarias

Un exceso de amor por el riesgo no necesariamente es positivo para nuestro negocio. De hecho, puede ser contraproducente.

Cuando asumimos riesgos no calculados o extremos el resultado puede ser un desastre. Cuando nos empeñamos en continuar arriesgando, aún cuando el beneficio deja de ser alcanzable, esto nos convierte en personas insensatas y el resultado puede ser el total fracaso.

Como en todo, entonces, es necesario un equilibrio. Es tan malo no ser capaces de arriesgarnos, como arriesgarnos en demasía sin considerar las consecuencias.

¿Cómo podemos desarrollar nuestra disposición a asumir riesgos?

A mayor incertidumbre, mayor riesgo, de modo que una primera forma en la que podemos mejorar nuestras decisiones en condiciones de riesgo es mediante la reducción de la incertidumbre. En este sentido, debemos tratar de buscar información y analizar los posibles escenarios, para poder tomar las previsiones requeridas.

Esto, sin embargo, aunque mejora nuestras condiciones para la toma de decisiones, en el fondo realmente no está trabajando nuestra tolerancia al riesgo. No estamos haciéndonos más proclives a asumir riesgos, sino que estamos reduciendo el riesgo para que entre dentro de nuestros límites de tolerancia.

Y esto no es exactamente lo que queremos.

Nos interesa, además, expandir nuestro límite de tolerancia al riesgo.

Aproximaciones sucesivas

Una estrategia que funciona, como para muchas situaciones en nuestra vida, es proceder mediante aproximaciones sucesivas.

Si nos da temor un riesgo porque lo vemos grande, podemos desglosarlo en pequeños riesgos e ir tomando uno a la vez. Al final, habremos tomado el riesgo completo, pero poco a poco, permitiéndonos incrementar nuestra sensación de seguridad con cada paso que avanzamos.

La siguiente vez, reduzcamos la cantidad de pasos que tomamos y aumentemos el riesgo de cada uno.

Y así sucesivamente, hasta que estemos más abiertos a la posibilidad de asumir el riesgo completo de una sola vez.

Prefiere avanzar, aunque sea de forma imperfecta, en vez de paralizarte esperando la perfección

El momento perfecto no existe. Siempre hay mejores momentos. Siempre podemos usar la excusa de que no decidimos porque esperamos que X o Y cambien o mejoren u ocurran antes de tomar el riesgo. Y ocurre que terminamos paralizados, procrastinando, posponiendo la decisión. Moviendo la arruga, como dice un dicho popular.

Para evitar esto, es conveniente que determines los resultados que son prioritarios, y te propongas a no postponer las decisiones que conlleven al cumplimiento de esos objetivos. Acepta que es mejor avanzar hacia el objetivo, aunque tengas algún tropiezo. Siempre puedes ir mejorando en el camino.

Prepárate para fallar

Cuando asumes un riesgo, el fracaso es uno de los resultados posibles. Siempre puedes minimizar la probabilidad de ocurrencia de este evento, pero por definición, si hay un riesgo es porque no hay certeza sobre el resultado, de modo que, siempre, la posibilidad de no alcanzar tu objetivo es una realidad.

Por supuesto, debes tratar de minimizar la probabilidad de que este escenario de fracaso ocurra.

Sin embargo, no es suficiente minimizar la posibilidad de fracaso. Debes prepararte para el fracaso, de modo que, si ocurre, no te agarre desprevenido y tengas un plan alternativo de acción para seguir adelante.

Para esto, cuando te enfrentes a un riesgo haz un análisis de escenarios y resultados posibles. Puedes listarlos desde el más probable hasta el menos probable y desde el más favorable hasta el menos favorable.

Por supuesto, el escenario que debes maximizar es el que conjuge alta probabilidad y alta conveniencia. Sin embargo, es importante que identifiques los escenarios más negativos, aunque tengan poca probabilidad de ocurrencia.

Analiza el escenario más negativo y prepárate para afrontar esa circunstancia, mientras haces todo lo que está a tu alcance para evitar que ocurra.

Prepárate mentalmente para que esa posibilidad exista, a fin de que no te sientas derrotado si lamentablemente llega a ser el desenlace de tu decisión.

Y prepara a tu empresa para afrontar ese escenario:

Si el riesgo que estás asumiendo termina fallando y no conduce al resultado que esperas…

  • ¿Qué decisiones debes tomar una vez te des cuenta de que te equivocaste al asumir el riesgo?
  • ¿Qué recursos vas a necesitar en ese caso? ¿Los tienes disponibles? Si no los tienes, asegúrate de conseguirlos o, al menos, saber donde encontrarlos si es necesario.
  • ¿Cómo afecta a tus clientes? ¿Es necesario advertirlos?
  • ¿Cómo afecta a tus colaboradores? ¿Están conscientes del riesgo? ¿Cómo pueden ayudar para enfrentar las consecuencias de un fracaso?

Si tienes todas estas consideraciones analizadas anticipadamente, el resultado es un incremento en tu disposición a aceptar el riesgo. Fíjate que en este caso no has reducido la incertidumbre, pero si has mejorado las condiciones en las que te encontrarás si no aciertas con tu decisión al asumir este riesgo. Digamos que funciona como la precaución de colocar una colchoneta para absorber el golpe de la caída.



El nivel de aceptación del riesgo es una de las dimensiones de personalidad que son medidas por el EMP Entrepreneurial Mindset Profile. Si deseas conocer qué tanto tienes desarrollado este rasgo en comparación para la norma de emprendedores y gerentes corporativos, y quieres aprender estrategias para mejorar en este sentido, te invito a que consideres la realización de una evaluación con esta herramienta.

Referencias:

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